Leonardo Alenza y Nieto fue un pintor romántico español, especialmente trascendente para entender el Arte madrileño del siglo XIX. Fue autor de obras costumbristas de pequeño formato, así como de retratos llenos de vida y profundidad psicológica. Su obra, como la de tantos otros referentes artísticos, no fue ajena al vino.

"Veterano narrando aventuras" (1830), de Leonardo Alenza

La obra que hoy analizaremos es “Veterano narrando aventuras”, sin duda una de las más relevantes dentro del repertorio de Alenza. En su obra ofrece la renovación de la más castizas tradiciones de Madrid. Buena parte de los especialistas consideran a Alenza el creador del costumbrismo madrileño, a pesar de su formación neoclásica.

En esta escena nos presenta un paisaje enmarcado con arquitecturas populares, recordando los trabajos de Teniers, representante de la pintura flamenca de escenas populares y campesinas, que ya hemos analizado anteriormente. De esta manera, crea el espacio para ubicar el corro de las figuras que escuchan con atención las aventuras del hombre, destacando la expresividad de los gestos de la audiencia, posiblemente influenciados ya por el efecto del vino.

Su visión implica una crítica de la sociedad, presentando aspectos generalmente conflictivos de la vida. Su estilo costumbrista es sobrio y amargo, rasgo característico de la Escuela madrileña. “Veterano narrando aventuras” no es la única obra en la que Alenza aborda el vino; en “El borracho” podemos apreciar esta serie de características artísticas con total detalle, viendo a una persona afectada por el alcohol, habiendo perdido incluso su zapato.

"El borracho", de Leonardo Alenza

Sus óleos se caracterizan por la factura suelta a base de manchas, la maestría en el manejo de la luz y el dominio del color. Alenza, diferenciándose de otros pintores académicos, no dibuja las escenas sino que las mancha con color. Se le considera discípulo de Goya, autor del que tiempo atrás ya analizamos alguno de sus cuadros, al sumergirse en la realidad popular a través de una observación directa de los sucesos.

Se trataba de un “gran dibujante, dotado de una asombrosa facilidad en la ejecución, era capaz de improvisar y esbozar con pocos trazos cualquier escena que a su paso por la calle le sorprendiera o atrajera su atención. Gracias a ello, colaboró como dibujante en el Semanario Pintoresco ­entre 1838 y 1848, en Los españoles pintados por sí mismos y en otras publicaciones de la época”, según describe María Teresa Martín Bourgon. Alenza comenzó a colaborar con el Semanario Pintoresco Español para pasar a ilustrar nuevas ediciones de la novela picaresca Gil Blas y de las obras completas de Quevedo.

"Veterano narrando aventuras" (1830), de Leonardo Alenza 2

En el cuadro que nos ocupa, realizado durante 1830, la acción transcurre en la puerta de una taberna, dónde un hombre con un porrón en la mano cuenta sus historias mientras que otro tiene también un vaso de vino en la mano. Los demás escuchan. El vino se convierte en elemento que dota de sentido a la obra, activo social que permite a los individuos relacionarse y divertirse, alejándose de las penalidades diarias, evadiéndose de estas. Como en la mayoría de sus trabajos, Alenza nos muestra un vivo y sereno retrato de la sociedad madrileña de la primera mitad del siglo XIX.

"Veterano narrando aventuras" (1830), de Leonardo Alenza 3

Leonardo Alenza puede ser considerado el prototipo del pintor maldito que pasó en vida toda clase de privaciones. Como Gustavo Adolfo Bécquer, Eduardo Rosales o Alfonso XII murió de tuberculosis en 1945, con apenas 37 años. Si te ha gustado esta obra, y del mismo modo te gusta el vino, te recordamos que en la tienda online de Licores Reyes puedes encontrar una amplia variedad de estos caldos. Te esperamos: http://tiendalicoresreyes.es

Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes