Boccioni es uno de los máximos representantes del futurismo, primer movimiento vanguardista. Quizá su mejor exponente. Se dio en Italia gracias a Felippo Tomasso Marinetti, del que se ve poderosamente influido. Su obra, como la de tantos grandes autores, no es ajena al vino con “El bebedor”.

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Según el Manifiesto del movimiento futurista (1910), que firman Marinetti y Boccioni entre otros, el artista moderno debía liberarse de los modelos y las tradiciones figurativas del pasado, para centrarse únicamente en el mundo contemporáneo, dinámico y en continua evolución. En él se criticaba el arte antiguo y se consignaban las premisas para un nuevo arte que debía responder al dinamismo característico de la edad contemporánea. Como temas artísticos proponían la ciudad, los automóviles y la caótica realidad cotidiana.

En sus obras, Boccioni supo expresar magistralmente el movimiento de las formas y la concreción de las materias. Aunque influenciado por el cubismo, al que reprochaba su estatismo excesivo, Boccioni evitó siempre en sus cuadros la línea recta y utilizó los colores complementarios para crear un efecto de vibración. Boccioni rechazaba la representación del movimiento por la secuencia repetitiva de imágenes y se basaba en «la búsqueda intuitiva de una única forma que produce continuidad en el espacio».

“El bebedor” representa una nueva etapa en la pintura de Boccioni. Su preocupación por el movimiento en sus primeras pinturas cambia de dirección hacia imágenes estáticas y con volumen. En este sentido se parece a Cezanne y es posible que le influyera. Cezanne construía volúmenes y se basaba en formas geométricas fundamentalmente cubos, triángulos, etc. Boccioni desarrolló conceptos clave para el desarrollo formal del futurismo como el de líneas-fuerza, simultaneidad, compenetración de planos y expansión de los cuerpos en la superficie.

Esta obra podría ser una nueva interpretación de uno de “Los Jugadores de Cartas” de Cezanne, obra que analizamos con anterioridad por su vínculo con el vino ¿Recuerdas este cuadro y su crítica? Las influencias son bastante obvias. No obstante, vemos que Boccioni utiliza mucho más el volumen que Cezanne en esta obra.

En “El bebedor”, la sensación de volumen la consigue mediante el color, y emplea el amarillo que se va modificando dándonos unas tonalidades marrones. Cuando miramos el rostro del Bebedor percibimos un sentimiento de melancolía que se expresa en su postura inclinada y en sus ojos cerrados. Se trata, por todo ello, de una clara visión del Futurismo respecto a la vida cotidiana de los individuos, sumida en el caos y la desorientación.

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Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes