David Teniers (Amberes, c. 1610 – Bruselas, 1690) fue, sin duda, el principal representante de la pintura flamenca de escenas populares y campesinas de mediados del siglo XVII. El baile, el banquete, la bebida o el tabaco aparecen en la mayoría de sus pinturas. El vino, como en la de tantos otros grandes artistas, está presente en su obra. Esto lo podemos apreciar en Monos fumadores y bebedores, fechada hacia 1660.

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Su espontaneidad, minuciosidad y virtuosismo modernizaron y dignificaron un género considerado hasta entonces menor y vulgar. Su obra está intimamente relacionada con el vino, y en esta sección ya hemos analizado algunos de sus cuadros, como Fiesta campestre, El rey bebe, o Dos campesinos con una copa de vino ¿Los recuerdas todos? Teniers es uno de los pintores más prolíficos de la época, con una producción catalogada de cerca de 1.000 obras. El Museo del Prado posee una amplia colección de este artista, con alrededor de 40.

Una de sus especialidades fue la de los monos pintores, donde mostraba a estos animales efectuando labores humanas, también conocido como “macacadas” “monerías” o en Europa llamadas con el término francés, Singeries. Los protagonistas son monos, ocasionalmente gatos, que son utilizados como alegorías cuyo objetivo es moralizar a través de la sátira. De esta manera, los animales simbolizan a personajes de la sociedad de entonces, con lo que se evita una confrontación directa con los sujetos aludidos. La singerie es un género típico del Barroco Centroeuropeo que denomina un tipo de sátira sobre conductas humanas protagonizadas por monos. El hecho de elegir monos se debe a lo parecido de esta especie con el ser humano.

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Teniers, en Monos fumadores y bebedores, sintetiza con acierto la ambivalencia de la humanidad de su naturaleza animal. En el cuadro, según estima Matías Díaz Padrón, “cuatro simios fuman reunido en torno a una mesa; uno de ellos alza su copa de vino con intención de brindar con el espectador. Otro, dormido, apoya la cabeza en un banco; esquinado en el lateral izquierdo del interior, un mesonero se afana en sus tareas, en primer plano, y otro, en el fondo en penumbra, llena la jarra de un barril de vino”. En la obra se muestran los excesos de la sociedad de entonces: el alcohol, el tabaco y el juego.

La elección del pueblo llano como argumento de sus pinturas es una constante en sus obras, heredada de Pieter Bruegel el Viejo y Jan Brueghel el Viejo. Teniers, a diferencia de Adriaen Brouwer, dio una imagen amable de las tabernas, de las gentes paupérrimas, de los borrachos y fumadores que su maestro nos transmite con más profundo y sincero dramatismo. Si por algo destaca Teniers es por dignificar la vida popular y campesina.

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Su influencia llegó al siglo XVIII, y contribuyó al gusto rococó por los asuntos y temas amables de la vida y la naturaleza, el encanto por lo menudo y la gracia de las cosas y las gentes. Si te ha gustado su obra, y también te gusta el vino, te recomendamos visitar la tienda online de Licores Reyes. En ella encontrarás las mejores propuestas de este artístico caldo: http://tiendalicoresreyes.es

Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes