Cecilio Plá y Gallardo fue un pintor español. Gran parte de su obra se encuentra en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. Sus creaciones no fueron ajenas al vino. Esto lo podemos apreciar en Dos generaciones, fechada en 1901.

Su obra, a veces decorativa, goza de un dibujo cercano a la sensibilidad modernista, que alterna con otros ejemplos de pincelada impresionista. La obra de este pintor se caracteriza por una gran diversidad, tanto en temas como en ámbitos de expresión. Utilizó para pintar todo tipo de soportes (papel, cartulina, cartón, lienzo), de técnicas (óleo, gouache, acuarela, carboncillo, lápiz) y de temas (retratos femeninos, masculinos e infantiles, escenas costumbristas o populares, paisajes urbanos y rurales, interiores con luz natural y artificial y escenas en la playa). La gran cantidad de obras de este artista que llegaron a figurar en exposiciones públicas fueron, fundamentalmente escenas de género y retratos, muchos de ellos de carácter costumbrista, las primeras estuvieron inspiradas, lógicamente, en temas italianos.

“Dos generaciones de una misma familia se cobijan del inclemente sol bajo un porche emparrado en un patio rural, y así fue como los representó Pla, quien quizá ocupa la generación entre ambas. El artista se aprovecha aquí de la ternura de los personajes, todos ellos de apariencia indefensa, para exaltar los valores familiares como parte de un discurso argumental muy sencillo, en el que se tratan de manera habitual en su obra los afectos más comunes y cotidianos”, según recoge el texto extractado de G. Navarro, C.: “Las dos generaciones”, Ternura y Melodrama. Pintura de escenas familiares en tiempos de Sorolla. Conselleria de Cultura i Educació de la Generalitat Valenciana, 2003, p. 212.

En este mismo documento se destaca que “Deshecho por una luz que casi desvirtúa las formas de los objetos, y que no permite definir el fondo de la composición donde se insinúan unas gallinas, picoteando los restos de comida del suelo, la obra representa una sobremesa familiar en la que una pareja de ancianos, acomodados en sendas sillas bajas, descansan junto a su pequeña nieta. La abuela cabecea habiendo dejado caer al suelo sus agujas de hacer calceta y el abuelo, que permanece despierto tras las páginas de un diario se las acerca a menos de un palmo de distancia de sus ojos. La niña es la única que parece avisada de la presencia del pintor, quien le distrae de su enérgica actividad sobre un abanico de varillas que vuelve del revés para entretenerse. A sus pies, una sonaja y otros juguetes dejados caer enfatizan el carácter inquieto de la pequeña, y tras ella un botijo de barro rojo subraya el refresco que todos ellos buscan en la sombra del patio”.

Cecilio Plá y Gallardo vivió y creó en dos siglos diferentes, influido por un lado, por la luz mediterránea y por otro, por lo cotidiano de la época, el ambiente y su gente, esa nueva burguesía de principios de siglo. Todo en sus obras se ve envuelto por el detalle, que se pierde en cierto modo cuando se traslada a grandes formatos, dentro de una atmósfera donde el silencio es envolvente tanto si los personajes están en frente o en pequeños grupos, como si están vueltos de espaldas.

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Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes