Ilya Repin fue un destacado pintor y escultor ruso del movimiento artístico de los Itinerantes. Sus obras, enmarcadas en el realismo, contienen a menudo una gran profundidad psicológica y exhiben las tensiones del orden social existente. A finales de los años 20 comenzaron a publicarse en la URSS detallados trabajos sobre su obra y alrededor de diez años después fue puesto como ejemplo para ser imitado por los artistas del realismo socialista. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “A Parisian Café”, fechado en 1875.
Con su primera obra maestra, La resurrección de la hija de Jairo, ganó la medalla de oro de un concurso de la Academia, y con ella una beca para estudiar en Francia e Italia. Así es como Repin vivió en París, donde recibió la influencia de los impresionistas, lo que influyó decisivamente en su forma de usar la luz y el color. Sin embargo, su estilo continuó siendo más afín al de los maestros de la vieja escuela, especialmente Rembrandt, y nunca llegó a convertirse en un impresionista. A lo largo de su carrera retrató a la gente común, tanto ucraniana como rusa, aunque en sus últimos años también representó en sus obras a miembros de la élite del Imperio Ruso, la intelligentsia, la aristocracia y al propio zar Nicolás II.
En 1878 Repin se unió a la Sociedad de Exposiciones Artísticas Itinerantes, generalmente conocida como los Itinerantes (Peredvízhniki), que en la época en la que Repin llegó a la, por entonces, capital rusa se rebelaron contra el formalismo de la Academia. La fama le llegó a Repin con su pintura Los sirgadores del Volga, una obra que denuncia de un modo impactante el duro sino de esas personas. Desde 1882 vivió en San Petersburgo, realizando frecuentes visitas a su tierra natal ucraniana y ocasionales viajes al extranjero.
El propio Repin diseñó su casa, situada a unos cuarenta kilómetros al noroeste de San Petersburgo, en el istmo de Karelia. La finca Los Penates debe su nombre a los ídolos romanos protectores de la familia y del hogar. Tras la Revolución de Octubre (1917), la zona fue incorporada a Finlandia. Diversas instituciones soviéticas lo invitaron a regresar a su tierra natal, pero él rechazó los ofrecimientos argumentando que era muy anciano. Durante esta época, Repin dedicó mucho tiempo a pintar temas religiosos, aunque en general el tratamiento que hizo de los mismos no fue tradicional, sino innovador.
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