Henri Charles Manguin (París, 23 de marzo de 1874-1949) fue un pintor francés, relacionado con los fauvistas. Manguin entró en la École des Beaux-Arts para estudiar con Gustave Moreau, como hicieron Matisse y Charles Camoin, y como ellos, Manguin hizo copias de arte renacentista en el Louvre. Su paleta impresionista es notoria en su uso de tonos pastel brillantes, que luego le acercarían a la estética fovista. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Naturaleza muerta”, fechado en 1909.

Naturaleza muerta (1909), de Henri Manguin

En 1890, Manguin abandonó sus estudios en el Lycée Colbert para dedicarse exclusivamente a la pintura. En 1894 ingresó en la École des Beaux-Arts, en el taller de Gustave Moreau. Allí conoció a Henri Matisse y a Albert Marquet, con quienes trabó una estrecha amistad. En 1899 contrajo matrimonio con Jeanne Marie Carette, modelo de muchos de sus cuadros por más de treinta años. Ambos se trasladaron a una casa en la calle Boursault. En el jardín, Manguin construyó un taller con paneles desmontables que frecuentaron, entre otros, Matisse, Marquet, Derain, Camoin y Puy, convirtiéndose en lugar de gestación del Fauvismo. En septiembre de 1904, invitado por Paul Signac, Manguin visitó Saint-Tropez, donde quedó cautivado por la luz meridional. Pese al ejemplo de Signac, Manguin no cedió al Puntillismo, continuando su búsqueda en pos de una pintura a la vez armónica en el uso del color y equilibrada. De nuevo en Saint-Tropez en el verano de 1905 Manguin pintó varios cuadros con el motivo del 14 de julio, algunos de ellos sin desarrollo de perspectiva. En octubre, presentó cinco lienzos en la célebre cage aux fauves del Salon d’Automne. Ambroise Vollard adquirió ciento cincuenta pinturas suyas en 1906. En los años siguientes trabó amistad con Henri-Edmond Cross y Félix Vallotton, el último de los cuales le puso en contacto con importantes coleccionistas suizos.

Muchas de sus pinturas eran de paisajes mediterrános, considerados la cumbre de su carrera como artista fauve. Manguin permaneció fiel a la lección del Fauvismo durante el resto de su vida, llevando a cabo paisajes y bodegones de gran equilibrio y armonía. Desde los años veinte, alternó su vida en París con largas estancias en Saint-Tropez, Marsella, Neuilly-sur-Seine, etc. Tras una breve enfermedad, murió en Saint-Tropez el 25 de septiembre de 1949 a los setenta y cinco años de edad.

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Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes