Pintor, grabador y dibujante que desarrolló toda su carrera en Nápoles, José de Ribera era hijo de un zapatero. Se desconoce casi todo sobre su formación en España, aunque resulta posible, como la crítica ha apuntado, que tuviera algún contacto con Francisco Ribalta. No existe sobre él ninguna documentación hasta 1612, año en que se trasladó a Italia, donde se le conoció con el apelativo de il Espagnoletto. No obstante su obra, como la de tantos otros grandes autores, no sería ajena al vino.

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Su estilo se dejaría sentir en la pintura napolitana de la siguiente generación y en España, cuyos artistas conocieron su obra a través de su numerosa producción. Entre los numerosos géneros que cultivó (temática religiosa, mitología, retrato) destacan sus cuadros de martirios y los de mendigos y tipos populares, uno de los capítulos más logrados de su producción. El bebedor, cuadro que nos ocupa, puede ser ubicado en este segundo grupo.

La segunda mitad de la década de 1630 está considerada su etapa más creativa y de mayor producción, fechándose en estos años un buen número de sus mejores obras, realizando importantes encargos como las series de los filósofos, los apostolados o el extraño retrato de Magdalena Ventura con su marido. El bebedor es una de ellas. En todos estas obras citadas continúa con su estilo naturalista heredado de Caravaggio, autor que ya hemos abordado con anterioridad ¿Aun recuerdas su impresionante visión de Baco, el Dios del vino?

En 1637 Ribera realizó una serie de cinco pinturas, denominadas “Los cinco sentidos”, de la que parecen formar parte este Bebedor, la Muchacha con un pandero y el Muchacho con una maceta de flores, representando respectivamente el gusto, el oído y el olfato. El bebedor está captado de una manera naturalista, resaltando el gesto alegre de un personaje cotidiano que lleva en su mano izquierda una botella. Viste a la moda popular, cubriendo su cabeza con un mugriento pañuelo y apreciándose los jirones de la camisa.

José de Ribera es el máximo exponente de la Escuela tenebrista dentro del Barroco español. Aunque la figura se recorta ante un fondo neutro, no observamos un acentuado tenebrismo, si bien la iluminación modela las formas. La pincelada es más rápida y empastada, sin renunciar por ello a recoger las calidades de las cosas.

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Las siguientes décadas de su vida estuvieron marcadas por una larga enfermedad, que le obligó a mantenerse inactivo durante algunos periodos de tiempo, haciendo frente a los pedidos gracias a un gran y bien organizado taller. Si te ha gustado esta obra, del mismo modo que te gusta el vino, te invitamos a que visites la tienda online de Licores Reyes. En ella encontrarás sin duda caldos tan apetecibles como el que podemos disfrutar en la obra de Ribera. Te esperamos: http://tiendalicoresreyes.es/

Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes