Berthe Marie Pauline Morisot (Bourges, 14 de enero de 1841-París, 2 de marzo de 1895) fue una pintora francesa, fundadora y figura clave del movimiento impresionista. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Almuerzo en el campo”, fechado en 1879.

Almuerzo en el campo (1879), de Berthe Morisot

Desarrolló una carrera artística profesional durante más de tres décadas, exponiendo desde los 23 años en Salón de París, e incorporándose más adelante a la vanguardia de las exposiciones impresionistas comenzadas en 1874, de las cuales también participaron Claude Monet, Edgard Degas y Pierre-Auguste Renoir, entre otros. Sus esfuerzos por plasmar las sensaciones de visión mediante una compleja red de pinceladas quebradas la colocaron en la vanguardia de su época. Su pintura, muy ligada a su propia vida y a la de las personas que la rodeaban, muestra su entorno tal y como ella lo veía, con una gran naturalidad. A pesar de que hasta finales del siglo XX, la historia del arte había relegado su historia y participación a un segundo plano, ambos su talento y habilidad, le valieron el respeto y reconocimiento públicos de sus colegas varones contemporáneos, logro por lo demás inusual para las mujeres de la época. Su voluntad de romper con la tradición, la trascendencia de sus modelos y su capacidad la convierten, para algunos autores, en “la gran dama de la pintura”.

Su interés y capacidad creativa hicieron que profundizase en su formación pictórica, junto a su hermana Edma, de mano de los maestros Geoffroy-Alphonse Chocarne y Joseph-Benoît Guichard. Este último exponía regularmente en el Salon y animó a ambas hermanas a visitar el Musée du Louvre y copiar esculturas. En 1858 Berthe y Edma entraron como copistas en el Louvre y conocieron a Henri Fantin-Latour y Félix Bracquemond. Quizá este contacto fue lo que les llevó a proponer a su nuevo maestro, Achille Oudinot, salir a pintar al aire libre. Gracias a Oudinot conocieron a Camille Corot, que influyó en ellas de forma determinante. En 1869 Edma abandonó su carrera artística tras contraer matrimonio, por lo que Berthe continuó en solitario su actividad pictórica. Su temática, en la que siempre habían predominado los ámbitos domésticos, se centró aún más en escenas en las que las protagonistas eran sus propias hermanas y los hijos de éstas. En 1868, Berthe conoció a Édouard Manet, para el que posó en El balcón (París, Musée d’Orsay), presentada en el Salon del año siguiente. A partir de entonces Manet y Morisot mantuvieron una estrecha relación artística durante el resto de sus vidas, que no hizo sino aumentar con el matrimonio en 1874 de Berthe con Eugène Manet, el hermano del pintor. Después de exponer en el Salon entre 1864 y 1868, Berthe se unió al grupo de artistas que comenzaron a mostrar sus obras en las exposiciones impresionistas. Sólo una dolencia de su única hija provocó su ausencia en la exposición de 1879. Su relación con los pintores impresionistas fue estrecha y frecuentes las reuniones en su casa con artistas e intelectuales de la época. Tras la muerte de Édouard Manet en 1883, organizó una exposición en su honor con la ayuda de Claude Monet, Émile Zola y otros artistas. Murió en 1895.

La primera valoración de Manet sobre Berthe y su hermana tuvo connotaciones muy negativas, comprobables a través de los comentarios que, por carta, hacía a Henri Fantin-Latour en agosto de 1868: «Comparto su opinión, las señoritas Morisot son encantadoras, es una pena que no sean hombres, sin embargo como mujeres podrían defender la causa de la pintura casándose cada una con un académico y sembrando así la discordia en el campo de esos anticuados, aunque sería pedirles un sacrificio demasiado grande.» Esta cita es sólo un ejemplo de cómo, a lo largo de su vida y su carrera, Berthe Morisot debió de luchar contra las ideas preconcebidas sobre las mujeres y los impedimentos que éstas le generaron para el desarrollo de su carrera artística. Como tal, fue un personaje muy inusual en su decisión de ser una pintora profesional a la vez que esposa y madre, pero ha sido vista, hasta los primeros revisionismos científicos, especialmente los de corte feminista, como una figura secundaria del movimiento en lugar de ocupando un lugar insustituible en la conformación del mismo. A pesar de esto, Morisot fue una figura clave en la fundación del Impresionismo como movimiento, en sus exhibiciones y en su círculo, sentando un precedente para todas las mujeres artistas o aspirantes a serlo de la posteridad.

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Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes