John Frederick Peto fue un pintor estadounidense, especialista en trompe l’oeil, una técnica pictórica que intenta engañar la vista jugando con el entorno arquitectónico (real o simulado), la perspectiva, el sombreado y otros efectos ópticos y de fingimiento, consiguiendo una “realidad intensificada” o “substitución de la realidad”. Su obra, como la de tantos otros grandes autores, no fue ajena al alcohol, en este caso a la cerveza. Esto lo podemos apreciar en Libros, jarra, pipa y violín, fechado en 1880.

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Hoy se le considera, junto a William Harnett, el mayor pintor de la Escuela de Filadelfia de finales del siglo XIX. No siempre fue así. Durante mucho tiempo el nombre de Peto estuvo olvidado hasta que su obra fue reivindicada por estudiosos como Alfred Frankenstein. Muchas de sus pinturas habían sido atribuidas al propio Harnett. Hoy en día está muy claro que entre ellos solamente existieron semejanzas iconográficas y que estilísticamente su forma de pintar era bien diferente. Su libro After the Hunt, William Harnett and Other American Still Life Painters 1870-1900 fue decisivo para dar a conocer la obra de ambos pintores.

“Libros, jarra, pipa y violín es una de las pinturas que John Frederick Peto logró vender a uno de los escasos coleccionistas de su obra, James Bryant, su vecino de Island Heights”, aclara Paloma Alarcó. “Los violines, las jarras o los libros que aparecen en esta composición son motivos muy comunes en este género, pero en la pintura de Peto cada uno de ellos adquiere una especial significación, ya que en sus composiciones los objetos representados en trompe l’oeil siempre esconden una cierta nostalgia”, estima. Coetánea a esta obra es El bebedor, de Maximino Peña Muñoz, donde se transmite el sentimiento de la vida rural, la psicología profunda en el retrato, y los paisajes evocadores de la memoria y la naturaleza ¿La conoces?

Tal y como señala John Wilmerding, la jarra de cerveza y las pipas no eran objetos personales del pintor. Su inclusión en el cuadro responde a un guiño de ironía hacia la pequeña ciudad metodista de Island Heights, en Nueva Jersey. Allí, Peto vivió los últimos dieciocho años de su vida, lejos de la fama y los circuitos profesionales del arte, donde no estaba bien visto ni fumar ni beber. Su actividad y reconocimiento se concentró en esta localidad, donde, como indicaba uno de los obituarios publicados con motivo de su muerte, sus obras colgaban en las paredes de casi todos los hogares y clubes.

Los colores oscuros y el hermetismo de Libros, jarra, pipa y violín reflejan el aislamiento de su retiro voluntario, pero también nos ofrecen una fiel imagen de Norteamérica en la segunda mitad del siglo XIX. Las pinturas de Peto tienden a ser más abstractas que las de Harnett, con un uso inusual de los colores, y a menudo poseen una fuerta carga emocional. Las obras de madurez de Peto, como Libros, jarra, pipa y violín, poseen una textura y un tono que a menudo se ha comparado con el arte de Chardin.

La superficie desgastada y rasgada de la cubierta que cae al borde de la mesa anuncia el paso del tiempo y el uso de dichos objetos. Muchas de las obras de Peto reinterpretan temas pictóricos que Harnett ya había pintado antes, aunque Peto lo hace con mayor libertad y siente mayor atracción por lo rústico y gastado.

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En vida de Peto jamás se organizó una exposición con su obra. Hoy podemos disfrutar de su obra al calor y abrigo de una buena bebida ¿Dónde encontrarla? Como siempre, en la tienda online de Licores Reyes ¡Visítanos! http://tiendalicoresreyes.es

 

Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes