Emil František Josef Filla (4 de abril de 1882, Chropyně – 7 de octubre de 1953, Praga) fue pintor cubista, grafista y escultor. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Bodegón”, fechado en 1912.

Emil Filla

En la primera época de su creación le afectaba principalmente la obra de Edvard Munch, quien tuvo una exhibición en Praga en el año 1905. Filla llegó a ser socio del grupo Osma, con el cual expuso en los años 1907 y 1908. De esta época procede su obra expresionista (Lector de Dostojevski – 1907, Los jugadores de ajedrez – 1908, El as de corazones – 1908). En el año 1909 entró en la Asociación de los artistas Mánes en que participó hasta su muerte, a excepción del período 1911-1914 cuando actuó en el Grupo de Bellas Artes. En el año 1910 en su obra empezaron a aparecer los primeros elementos del cubismo, al principio como cuboexpresionismo (El otoño – 1910, Salome – 1911, Tranquilizador – 1911, Dos mujeres – 1912, El baño – 1912) influenciado entre otras cosas por la obra del pintor del Barrocco temprano – El Greco. Pero después empezó a crear obras cada vez más cubistas con una fuerte influencia de la pintura cubista de Pablo Picasso y de Georges Braque. En esta época pintó sobre todo los bodegones (Bodegón con botón y botella – 1913, Bodegón con bandeja – 1914, Bodegón con vaso – 1914). Sin embargo, Filla se dedicó también a su obra escultórica (Cabeza – 1913), y al dibujo figurativo (Fumador – 1913, Lector – 1913, Mujer – 1914). En los bodegones empezaron a aparecer también elementos de collage (Bodegón con tabaco – 1914) cuando se adhieren partes del texto de un periódico, etiquetas, etc. El día 27 de mayo de 1912 se casó en Praga en Vinohrady a la hija de un profesor de filosofía de la Universidad Carolina, con la hija de František Krejčí – pintora Hana Krejčí que fue su esposa hasta el final de su vida.

Emil Filla era un artista polifacético, ante todo pintor y grafista, pero también un escultor, colector, teórico, redactor, organizador y diplomático. Su personalidad significante determinó la dirección de la cultura checa ya antes de la Primera Guerra Mundial pero sobre todo en el período de entreguerras. Viajaba mucho, principalmente antes de la Primera Guerra Mundial – por Francia, Italia y Alemania. El porqué de estos viajes era conocer el arte antiguo y contemporáneo. Sus textos teóricos fueron creados sobre todo para la revista Volné směry donde trabajaba como redactor. Reflejaban los problemas que Filla resolvía en su pintura en aquel tiempo y por eso nos sirven como una clave para entender su obra pintórica. Capítulos especiales son los emotivos textos de Buchenwald que hoy en día sirven más como ilustración de la época que un ensayo serio sobre arte, filosofía e historia. Filla caracteriza uno de ellos así: “Esto no es un libro, tampoco es un diario. Lo escribió en Buchenwald para no morir.” Notable emotividad, falta de sistema y, en esencia, actitud de ferveroso diletante son los rasgos de todos los textos de Filla. Por eso es imprescindible leerlos así.”

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Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes