Iván Kliun estuvo estrechamente vinculado a los movimientos rusos de vanguardia y colaboró con las iniciativas artísticas gubernamentales que siguieron a la Revolución de 1917. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Sin título”, fechado en 1925.

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Estudió en Kiev, Varsovia y Moscú y se interesó por el simbolismo. En 1907 conoció a Kazimir Malévich y la amistad que surgió entre ellos sería decisiva para su desarrollo artístico posterior. Estuvo asociado a la Unión de Juventud y participó en la última exposición que se organizó con este título en el invierno de 1913- 1914 en San Petersburgo. Posteriormente su obra evolucionó hacia formas cercanas al cubismo y el futurismo, y quiso trascender las fronteras convencionales del arte, realizando una serie de relieves donde combinaba técnicas pictóricas y escultóricas. Sus creaciones estuvieron presentes en las principales exposiciones futuristas rusas como Tranvía V y 0.10. La última exposición futurista de pintura en la que Malévich mostró por primera vez una obra suprematista. Desde ese momento, en 1915 y hasta 1919, Kliun se asoció al movimiento promovido por Malévich. Sus obras suprematistas se caracterizaron por ser composiciones de pequeño formato con figuras geométricas aisladas sobre un fondo blanco.

En 1918 Kliun participó activamente en la decoración de la ciudad de Moscú para las celebraciones del primer aniversario de la Revolución, y hasta 1921 impartió clases en diversos centros de enseñanza creados por las nuevas autoridades políticas, como los Talleres Estatales Libres de Arte, llamados Svomas y más tarde renombrados Vjutemas. En 1927 se le nombró director de la oficina central de exposiciones del Departamento de Artes Plásticas del Comisariado Popular de Instrucción (IZO-Narkompros). Tras estos años de docencia y actividad en el sector público, que estuvieron acompañados de diversos experimentos en el campo artístico, su interés se centró en el regreso a una figuración de carácter purista.

Según recoge Paloma Alarcó, «La naturaleza, que fue decorada por los neorrealistas y los neoimpresionistas, fue hecha añicos por el futurismo. El suprematismo ha pintado con sumo cuidado en diferentes colores estas formas rígidas y las ha presentado como arte nuevo», escribía Kliun en 1919. Iván Kliun permaneció fiel a su interés por la representación pictórica de las formas abstractas y, al contrario que Suetin y otros suprematistas, nunca derivó hacia las artes aplicadas. En 1907 había conocido a Malévich, quien le retrató en 1913, y en 1916 colaboró con él en la creación del grupo Supremus y la revista del mismo nombre, pero pronto se separó de los modelos del suprematismo y mostró un especial interés por el purismo de Léger y Ozenfant. Sin abandonar las estructuras geométricas suprematistas, ni su dogma plástico según el cual las superficies geométricas independientes flotaban en un espacio con sensación de infinito, la pintura de Kliun evolucionó hacia unas composiciones en las que lo esencial era el efecto de luminiscencia.

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Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes