Eugenio Lucas Velázquez fue un pintor perteneciente al romanticismo español, llamado en el pasado Eugenio Lucas y Padilla, cuando se le creía natural de Alcalá de Henares. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Majas y frailes en una bodega“, sin fecha clara pero ubicada entre 1850 y 1870.

En sus inicios en la pintura comienza con el abandono del frío clasicismo dirigiendo su pintura a un ámbito de admiración de Velázquez y Goya, copiando sus obras en el Museo del Prado. Lucas Velázquez cultiva el costumbrismo y escenas fantásticas y siniestras, pero no cerrándose en el ámbito artístico. Un personaje que calará en el gusto y mente del artista Lucas Velázquez será Francisco de Goya, haciendo el descubrimiento del arte goyesco una apertura de posibilidades en su propio estilo. Sus primeras obras fechadas datan en 1842, como Los Bandoleros y Pareja de majos, viendo en estas obras a un Lucas Velázquez principiante. En cuanto al dibujo, se preocupa de él en contadas ocasiones. Con unas pocas pinceladas el pintor hace que de lejos identifiquemos el conjunto y de cerca apreciemos un puntillismo multicolor. Los primeros planos aparecen construidos con varias capas de color, siendo la última capa más gruesa para así sugerir rocosidades y formas de la propia naturaleza. Su pincelada suele ser nerviosa y curvilínea. La pincelada de los detalles es rítmica, corta y repetitiva.

La temática de Lucas Velázquez es amplia, tratando escenas paisajísticas, retratos, caricaturas, desnudos, miniaturas, escenas de género y costumbres, sátira, bodegones, floreros, paisajes, escenas de iglesia, de brujería e inquisitorias. Las escenas paisajísticas fueron las responsables de que se convirtiera en Pintor de Cámara. Su obra señala inequívocamente al pintor romántico interesado siempre en plasmar el mundo que le rodea. Lucas Velázquez es un artista innovador que llega a la abstracción con su novedosa técnica de manchas aleatorias, siendo una persona que se anticipó a lo que crearían medio siglo más tarde. Lucas Velázquez cultivó el costumbrismo con una gran intensidad y se interesó por las nuevas corrientes artísticas, teniendo una relación personal con el propio Édouard Manet.

Bajo las arcadas de una bodega, en Majas y frailes en una bodega varios monjes, sentados en torno a una mesa, apuran frascas y jarras de vino, animados con la compañía de dos manolas. Una de pie y en jarras, eleva su copa para brindar junto a tan jocosos comensales, algunos ya ebrios. Uno de ellos corteja a la otra maja, sentada en un extremo, que parece desatender su requiebro volviendo la cabeza hacia el espectador. Otro fraile, ya rendido por los vapores del alcohol, dormita sobre la mesa, viéndose entre las figuras del fondo a otro monje que se abalanza sobre otras mujer, acariciándole el rostro.

El lienzo muestra el gusto de Lucas por las escenas de crítica anticlerical, que proceden una vez más del universo goyesco, y tan cercanas al carácter liberal del pintor madrileño, del que se conservan otros testimonios en las colecciones del Museo, como el titulado ¡Viva el vino!, aunque interpretadas en su caso a través de una visión eminentemente romántica, que insiste en los aspectos más anecdóticos y pintorescos de la doble moral del clero y de sus abusos clandestinos de los placeres del mundo.

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Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes