¿Existe algún vínculo entre los patrones nocivos del consumo de alcohol y los problemas de memoria al envejecer? El abuso del alcohol a mediana edad podría conducir a la demencia más adelante en la vida, afirma un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Exeter en el Reino Unido y publicado en el American Journal of Geriatric Psychiatry. Investigaciones anteriores han sugerido que los niveles actuales de consumo de alcohol pueden influir en el riesgo de demencia, pero ningún estudio había examinado si los trastornos por consumo de alcohol (AUDs) afectan al deterioro de la memoria a largo plazo. La mayoría de los estudios, no obstante, han encontrado un efecto beneficioso del consumo moderado de alcohol sobre la memoria y la cognición en la edad adulta.
Los investigadores observaron a 6.542 personas en el Health and Retirement Study (Estudio de Salud y Jubilación), un estudio representativo a nivel nacional de adultos de mediana edad en los EE.UU. durante un período de 19 años. “Los casos de AUDs generan más del doble de probabilidades de deterioro de la memoria”, escribieron los autores. Estos resultados no cambiaron cuando se relacionaban con factores como la hipertensión, la enfermedad cardiovascular y lesiones cerebrales.
Aunque el estudio no aborda la razón por la cual el alcohol puede afectar a la memoria, los autores sugieren varios factores pueden estar en juego. “El consumo excesivo de alcohol inhibe la función de las células glutaminérgicas afectando a la función de los neurotransmisores”, según el doctor Iain Lang, coautor del estudio, en declaraciones a Wine Spectator. Lang añadió que el alcohol puede aumentar la liberación de radicales libres, que dañan las membranas celulares. El consumo excesivo de vino, de cerveza y de bebidas espirituosas puede tener efectos distintos en la memoria a largo plazo, pero este estudio no distingue entre los diferentes tipos de alcohol. Los efectos negativos, no obstante, se compensarán siempre con los beneficiosos si nuestro consumo es moderado.
El equipo de investigación estudió la asociación entre una historia de trastornos por consumo de alcohol (AUDs) y la aparición de un deterioro cognitivo grave y de memoria en 6.542 adultos de mediana edad que nacieron entre 1931 y 1941 Estas personas participaron en el Estudio de Salud y Jubilación en los EE.UU. Los participantes fueron evaluados por primera vez en 1992 y las evaluaciones de seguimiento se llevaron a cabo cada dos años desde 1996 hasta 2010.
Lang consideró que “sabemos que existe una asociación entre el riesgo de demencia y niveles de consumo actual de alcohol”. El investigador concluyó “pero ésta es solo una parte del rompecabezas y sabemos poco sobre las consecuencias del consumo de alcohol antes en la vida. Lo que hicimos aquí es investigar la asociación relativamente desconocida entre tener un problema con la bebida en cualquier momento de la vida y experimentar problemas de memoria más adelante, en la vejez”. Finalmente agregó que “este hallazgo (que las personas de mediana edad con un historial de problemas con el alcohol tengan más del doble de posibilidades de deterioro de la memoria cuando sean mayores) sugiere tres cosas: que se trata de un problema de salud pública que debe ser abordado; que se requiere más investigación para determinar los daños potenciales asociados con el consumo de alcohol a lo largo de la vida; y que el cuestionario CAGE puede ofrecer a los médicos una forma práctica de identificar los grupos de riesgo de deterioro cognitivo, y que pueden beneficiarse de ayuda para hacer frente a su relación con el alcohol“.
El CAGE hace cuatro preguntas (el acrónimo viene de las palabras en inglés que determinan cada una de las cuestiones: Cut down, Annoyed, Guilty, Eye-opener); son las siguientes:
1. ¿Alguna vez has sentido que deberías reducir tu consumo de alcohol?
2. ¿La gente te molesta por criticar tu forma de beber?
3. ¿Te has sentido alguna vez mal o culpable por beber?
4. ¿Alguna vez has tomado un trago por la mañana para calmar tus nervios o deshacerte de una resaca?
Otros estudios sugieren que el daño cognitivo temprano relacionado con el alcohol puede ser reversible si la gente deja de beber, según P. Murali Doraiswamy, un experto en la memoria de la Universidad de Duke, quien no participó en la investigación. “Uno de cada tres casos de deterioro cognitivo en la vejez son potencialmente reversibles con ejercicio regular, reducir el consumo de alcohol, perder kilos no deseados, dormir regular y dejar de fumar”, dijo.
Los beneficios del alcohol, en cantidades moderadas, es un tema ampliamente estudiado por multitud de investigadores. En estas publicaciones ya hemos tratado la importancia del consumo ocasional para ayudar a mantener los riñones sanos, o como el vino ayuda a prevenir la caries.
El Dr. Doug Brown, director de Investigación y Desarrollo de la Sociedad de Alzheimer, dijo que “cuando hablamos de beber demasiado, los medios de comunicación a menudo se centra en los jóvenes que terminan ingresados después de una noche. Sin embargo el abuso del alcohol también puede tener un impacto sobre la cognición más tarde en la vida. Este estudio muestra que las personas que abusan del alcohol en algún momento de su vida eran dos veces más propensos a tener problemas severos en la memoria, y como la investigación se basó en autoconfesión el número puede ser aún mayor”. Para Brown no hay que ser rígido a la hora de valorar los resultados; considerando que “esto no quiere decir que la gente tiene que abstenerse de consumir alcohol por completo. Además de seguir una buena dieta, no fumar y mantener un peso saludable, algún que otro vaso de vino tinto, incluso podría ayudar a reducir su riesgo de desarrollar demencia”.
Para aquellos que beben de forma moderada, la noticia es mucho más positiva. “La mayoría de los estudios han encontrado un efecto beneficioso del consumo moderado de alcohol sobre la memoria y la cognición en la edad adulta”, dijo Lang. “Es posible que los efectos perjudiciales del alcohol se vean compensados, a niveles moderados de consumo, por los efectos beneficiosos sobre el suministro de sangre al cerebro”, concluyó.
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