En esta sección hemos hablado del vino como motivo pictórico que se ha mantenido estable y recurrente durante varios siglos. Practicamente todos los grandes artistas de la humanidad han recurrido a él en algún momento como eje vertebrador en sus obras, con protagonismo principal o siendo un elemento secundario de gran fuerza y presencia. El vino inspira. Pasaba en el siglo XVII… y también ocurre hace pocas décadas. Esto lo podemos apreciar en Tarro de fresas, botella, fruta IV. Cielo nublado, de Marta Cárdenas y Díaz de Espada, obra fechada en 1996.
Artista de la actual escuela vasca, aunque residente en Madrid, siendo asidua su presencia en la feria ARCO y en las galerías españolas, Marta Cárdenas es una pintora y grabadora española de estilo mayormente abstracto. Tarro de fresas, botella, fruta IV. Cielo nublado es una pequeña muestra de su arte, un acrílico, imprimación de acetato de polivinilo y polvo de piedra pómez sobre lienzo, donde una botella es el elemento central de la composición.
Artista de curiosidad y afán explorador, en la década de los 90 se fecha su viraje hacia la abstracción, si bien apegada a la naturaleza en colores y texturas. Sus intereses se dirigen a países y culturas lejanas; estudia las formas vegetales, los colores cambiantes del día, los tejidos exóticos. La obra de Marta Cárdenas está presente en diversos museos, como el Museo Reina Sofía de Madrid o el Museo de Bellas Artes de Bilbao, así como en el Palacio de la Moncloa, la Biblioteca Nacional de España, Fundación Juan March, Colección BBK (Bilbao), o Fundación La Caixa.
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