Jacob Jordaens (Amberes, 19 de mayo de 1593-18 de octubre de 1678) fue un pintor barroco flamenco. Es el último gran maestro de la época en los Países Bajos, tras la muerte de Rubens (1640) y Van Dyck (1641). A diferencia de sus contemporáneos, nunca realizó un viaje formativo a Italia para conocer el arte clásico, y su carrera destaca por cierta indiferencia hacia las ambiciones cortesanas o intelectuales. Se le considera, por sus contados viajes fuera de los Países Bajos, como un pintor de considerable genio pese a su carácter local. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Sileno ebrio”, fechada en 1626.

Fue un pintor de éxito, grabador ocasional y notable diseñador de tapices. Al igual que Rubens, Jordaens fue un maestro de los tapices, las escenas mitológicas y las alegorías, y a partir de 1640 -año de la muerte de Rubens- fue el más notable pintor de Amberes, y como tal recibió numerosos encargos de cortesanos, familias adineradas y otros mecenas. Hoy, sin embargo, es más conocida su pintura de género, obras basadas en escenas costumbristas al modo de su contemporáneo Jan Brueghel el Viejo. Entre sus influencias se cuentan no solo pintores flamencos como Brueghel o el mencionado Rubens, sino también artistas del norte de Italia como Jacopo Bassano, Paolo Veronese o Caravaggio.

Fue discípulo de A. Van Noort e inició su trayectoria realizando cartones para tapices y algunas decoraciones. Poco tiempo después de comenzar su trayectoria artística como pintor (1617), desempeñó el cargo de decano en el gremio de pintores de Amberes, al que estaba inscrito desde 1615.

Cronista de la vida flamenca, Jordaens fue, al tiempo, un turbio decorador de iglesias y de palacios, cuya sensual dinámica ejercitó con más inspiración pagana que sentimiento místico. El conjunto de su producción se caracteriza por obras sólidas de luces violentas (Los evangelistas, Alegoría de la fecundidad y El triunfo de san Pedro), que, con posterioridad, se orientan hacia un lirismo exuberante, bajo una forma a veces vulgar de exaltación de la alegría popular y burguesa (numerosas versiones de El sátiro y el aldeano, El rey bebe y El concierto de familia).

Participó con el taller de Rubens en la decoración de la ciudad de Amberes (1635), con motivo de la «feliz entrada» del cardenal infante y, tras la muerte del maestro, en la finalización de los lienzos destinados a la Torre de la Parada, representación de las Metamorfosis de Ovidio.

En 1649 se le encargó la decoración de la sala de Orange en la casa del Bosque, donde, entre otras obras, pintó El triunfo de Federico Enrique de Nassau, que le permitió mostrar sus cualidades de escenógrafo barroco. Después de 1654 pintó, por encargo del rey Carlos Gustavo de Suecia, doce cuadros con temas de La pasión. Tuvo un hijo, Jacob Jordaens el Joven (Amberes, 1625-?, Dinamarca), también pintor, de quien, con seguridad, sólo se conoce una obra, expuesta en el museo de Amiens.