Emilio Longoni (9 de julio de 1859 – 29 de noviembre de 1932) fue un pintor italiano. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Reflexiones de un hambriento”, fechado en 1893.

Emilio-Longoni

Nació en Barlassina el 9 de julio de 1859, cuarto de doce hijos, del voluntario de Garibaldi y herrero Matteo Longoni y de la sastre Luigia Meroni. Desde niño sintió una gran pasión por la pintura. Después de terminar la escuela primaria, fue enviado a Milán para trabajar de niño. A partir de 1875, estudió por primera vez en la escuela nocturna de la Academia Brera. En 1876, se unió a los cursos regulares, junto con Gaetano Previati y Giovanni Segantini, con quienes compartió un estudio en 1882. Expone en el Brera en 1880 y 1882. Pasó un tiempo en Nápoles y Brianza durante los años 1880-1884; durante esta década, principalmente pintó bodegones. En la Trienal de Brera de 1891, exhibió Oratore dello sciopero, su primera obra divisionista. Pasó a pintar paisajes.

En 1882 conoció a Giovanni Segantini, ya su compañero de clase en Brera, quien le presentó a los hermanos Alberto y Vittore Grubicy, propietarios de una galería de arte que se dedicaba a la promoción de jóvenes artistas. En 1886, logró alquilar un estudio en via della Stella, ahora via Corridoni 45. Comenzó a pintar retratos y bodegones para la aristocracia milanesa y la clase media. Entre sus clientes se encontraban el banquero Giovanni Torelli, el coleccionista Giuseppe Treves, hermano del editor Emilio Treves, el banquero Lazzaro Donati. En 1891 participó en la primera Trienal de Brera con obras que le dieron a conocer al público y a la crítica. Desarrolló un estilo de pintura divisionista. Entre 1900 y 1932 participó en las más importantes exposiciones italianas e internacionales. Desarrolló una conexión creciente con la naturaleza y se acercó al budismo, pasando largos períodos pintando en las montañas, principalmente en la cordillera de Bernina, donde pintó muchas obras de la vida.

Después de la primera guerra mundial se encerró en sí mismo, su edad le prohibió ir a las altas montañas mientras su pintura se hacía cada vez más inmaterial. Lejos de las exposiciones, trabajaba para pocas personas con las que tenía contacto directo y se mantenía alejado de los marchantes de arte. En 1928 se casó con su compañera Fiorenza de Gaspari, a quien conoció en la casa de Avv.

Los pintores divisionistas que, como Angelo Morbelli, Giuseppe Pellizza, Emilio Longoni, Giovanni Sottocornola y Giuseppe Mentessi, trabajaron en Milán y habían presentado su obra en las exposiciones trienales a partir de la celebrada en 1891, acusaron la atmósfera de esta ciudad. Centro de la economía y la industria italianas en la época, Milán fue también escenario principal de las tensiones sociales y de las luchas de los trabajadores. Mientras Segantini y Previati, cada vez más consagrados a una “pintura de ideas”, escapaban de los problemas reales, el resto de los protagonistas del divisionismo dirigieron, en cambio, una gran atención a las condiciones de las clases más desfavorecidas y de los marginados. La obra más representativa de este tipo de pintura de denuncia social, que mostraba las contradicciones y el lado dramático de la vida moderna, es Riflessioni di un affamato, de Longoni. Expuesta en la Triennale di Brera de 1894, fue publicada en el número del primero de mayo del periódico Lotta di Classe, órgano portavoz del Partido Socialista, y resultó denunciada por las autoridades por “instigación al odio entre las clases”. Mientras tanto, el tema del fatigoso trabajo en los campos, sobre todo el aniquilante de las escardadoras plantando arroz, emerge en las dos pinturas ambientadas por Morbelli en los arrozales, extraordinarias por el original encuadre compositivo y sus efectos de luz. El mismo Morbelli y, junto a él, Pellizza se decantarán luego por representaciones más intimistas, como puede apreciarse en sus respectivas obras Il Natale dei rimasti o La processione, que ponen de manifiesto, con un dramático juego de luces y sombras, el esfuerzo cotidiano y el dolor de vivir de las clases más humildes y, en concreto, en el caso de Morbelli, de los ancianos abandonados en el hospicio milanés conocido como el Pio Albergo Trivulzio, señalado como lugar de la marginación, la mísera antesala de la muerte.

Si te ha gustado la obra, visita la tienda online de Licores Reyes y encuentra las mejores propuestas del mundo del vino hoy mismo: https://www.licoresreyes.es/shop

Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes