Amadeo de Souza-Cardoso fue un pintor portugués, precursor del arte moderno, que continuó la tendencia trazada por los artistas de vanguardia de su época. Aunque tuvo una vida breve, su obra es de referencia destacada en la pintura portuguesa. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Paris Café -Jeu de Cartes”, sin fecha clara entre 1908 y 1910.

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Amadeo de Souza-Cardoso perteneció a la primera generación de pintores modernistas portugueses. Destacaba entre todos ellos por la calidad excepcional de su obra y por el diálogo que estableció con la vanguardia histórica de principios del siglo XX. Su pintura se articula de modo abierto con movimientos como el cubismo, el futurismo o el expresionismo, alcanzando en muchos momentos —y de forma permanente en la producción de los últimos años—, un nivel en equiparable a la producción artística de la época. Su muerte a los 30 años de edad dictó el fin abrupto de una obra pictórica en plena madurez y de una carrera internacional prometedora pero aún en fase de afirmación. Quedó largamente olvidado, dentro y, sobre todo, fuera de Portugal:​ «El silencio que durante largos años cubrió con un espeso manto la visibilidad interpretativa de su obra […], y que fue también el silencio de Portugal como país, no permitió Actualización histórica internacional del artista»; y «solo muy recientemente Amadeo de Souza-Cardoso comenzó su camino de reconocimiento historiográfico».

Estudió en el Liceu Nacional de Amarante y más tarde en Coimbra. En 1905 ingresa en el curso preparatorio de dibujo en la Academia Real de Bellas Artes, en Lisboa; Y en noviembre del año siguiente (el día en que celebra su 19º aniversario), viaja a París, instalándose en el barrio de Montparnasse, famoso punto de encuentro de intelectuales y artistas, donde vivirá desde 1907 hasta 1914. A lo largo de estos 8 años regresará, sin embargo, varias veces a Portugal durante periodos de tiempo irregular. Durante su estancia en París establece contacto con otros artistas portugueses, entre ellos, Francisco Smith, Eduardo Viana y Emmerico Nunes. A menudo los talleres de Godefroy y Freynet con el propósito de preparar la admisión al curso de arquitectura, proyecto que abraza, en parte para responder a las expectativas familiares, pero que acaba por abandonar. Publica caricaturas en periódicos portugueses como El Primero de Enero (1907) y la Ilustración Popular (1908-1909).

El inicio de su actividad como pintor data probablemente de 1907. Al año siguiente conoce a Lucie Meynardi Pecetto, con quien se casó siete años más tarde. En 1909 frecuenta las clases del pintor Anglada-Camarasa en la Académie Vitti y más tarde las Academias Livres. En 1910 establece una fuerte y duradera relación de amistad con Amedeo Modigliani, Constantin Brancusi y Oleksandr Arjípenko. En su correspondencia a Portugal Amadeo se refiere a su fascinación por lo que denomina “pintores primitivos” (y por la escultura y arquitectura de la cristiandad); Por otro lado, revela un sentimiento artístico ya madurado, manifestando su oposición al naturalismo en favor de opciones plásticas exigentes, distanciadas de presupuestos académicos.

Un año después de su partida a París «habrá sido un año de choque», un año de revelación, marcando el inicio de su actividad como pintor, aunque sus primeras pinturas conocidas datan de los años inmediatos;​ Se trata de ejercicios, de escala reducida, donde representa interiores de cafés o paisajes de forma más o menos convencional. Si muchas de estas obras revelan vacilación, la lección de Cézanne adviene ya algunos de los paisajes más exitosos.

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Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes