Ferdinand Georg Waldmüller (Viena, 1793 – Hinterbrühl, 1865) fue un pintor y escritor austríaco. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Paisaje con un perro al lado de una cesta de uvas”, fechado en 1836.

Paisaje con un perro al lado de una cesta de uvas (1836), de Ferdinand Georg Waldmüller

Estudió durante poco tiempo en la Academia de Bellas Artes de Viena y se conseguía su sustento pintando retratos. En 1811, obtuvo un puesto como maestro de arte para los hijos del conde Gyulay, en Croacia. Tres años más tarde, regresó a Viena y trabajó su estilo copiando las obras de grandes maestros. Pronto se interesó por la naturaleza y empezó a pintar paisajes. Es en esta temática donde alcanza su mayor originalidad: su sentido del color y buen conocimiento de la naturaleza, le ayudaron a conseguir algunas pinturas muy notables. En 1823 hizo un retrato de Ludwig van Beethoven que sirvió de base a Lazarus Sichling para realizar el grabado más conocido del músico. Estuvo trabajando durante un tiempo como profesor de la Academia de Bellas Artes de Viena, pero mantuvo regularmente conflictos con la élite de Viena a causa de sus críticas sobre el sistema académico de la Academia, ya que quería que se enfocase más en el estudio de la naturaleza.

Waldmüller se formó en su ciudad natal, Viena, donde asistió esporádicamente a la Academia de Bellas Artes. Entre 1817 y 1821 se dedicó principalmente a copiar las obras de los grandes maestros de la pintura que se podían ver en los museos y galerías de su ciudad, y durante algún tiempo trabajó como pintor de miniaturas. En 1822 expuso cinco obras originales en la Academia de Bellas Artes. Tres años más tarde hizo su primer viaje a Italia, seguido de visitas a Dresde, Múnich y Frankfurt. Durante los siguientes quince años se dedicó principalmente al retrato. Su primer encargo real lo recibió en 1827, cuando realizó las dos versiones del retrato del Emperador Francisco I, ambas en Viena, una en el Wien Museum y la otra en el Hypotheken & Creditinstitut. Sus obras se convirtieron en el mejor exponente del estilo Biedermeier en Austria, género que en lo pictórico reflejaba el pequeño mundo burgués, afable y conformista, y que se caracterizó por su detallismo y minuciosidad a la hora de describir el ambiente y los objetos que rodean a los personajes. También se especializó en pintura de flores y, a partir de la década de 1830, empezó a pintar vistas al aire libre de los parques y alrededores de Viena. En la década siguiente Waldmüller comenzó, sin embargo, a interesarse más por la pintura de género, en especial por la vida del campo. En sus escenas campestres el artista se concentró en el realismo de sus personajes y en los detalles, a la vez que dotó a sus composiciones de una fuerte luminosidad.

Su relación con la Academia de Bellas Artes de Viena fue siempre complicada. En 1829 Waldmüller comenzó a enseñar en esta institución, pero su radical oposición y crítica a sus métodos de enseñanza, provocó varias suspensiones y finalmente su expulsión, siendo readmitido, años después, gracias a la intervención del propio emperador. A lo largo de su carrera, el artista escribió diez ensayos sobre la necesidad de una reforma académica.

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Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes