Gustave Courbet fue un pintor francés, fundador y máximo representante del realismo, y comprometido activista republicano, cercano al socialismo revolucionario. Estudió en la Academia Suisse la obra de los principales representantes de las escuelas flamenca, veneciana y holandesa de los siglos XVI y XVII. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “Old Man with a glass of wine”, fechado en 1860.

Old Man with a glass of wine (1860), de Gustave Courbet

Nacido en el Franco Condado, en el seno de una familia de terratenientes, Gustave Courbet fue educado en los principios de Voltaire y de la República. En 1839 se trasladó a París para estudiar Derecho, pero pronto cambió sus planes para dedicarse al arte. En la capital francesa estudió a los grandes maestros en el Louvre y se relacionó con el mundo de la bohemia intelectual. Las tres obras que presentó en el Salon de 1851, Los picapedreros de 1849 (destruido en 1945 en Dresde, Galerie Neue Meister), Entierro en Ornans de 1849-1850 (París, Musée d’Orsay) y Los campesinos de Flagey de 1850 (Besançon, Musée des Beaux- Arts et d’Archéologie), revelaron la consolidación de su estilo realista y causaron un fuerte impacto en el público por ser la primera vez que el pueblo llano era elevado a la categoría de arte. Tras el golpe de estado de Napoleón III y el inicio de un nuevo periodo absolutista, que supuso una vuelta al conservadurismo en los gustos oficiales, las obras de Courbet fueron rechazadas en el Salon de 1855.Al ver relegada su ambiciosa obra El estudio del artista, una alegoría real, de 1854-1855 (París, Musée d’Orsay), Courbet hizo una manifestación pública de su talante rebelde y protagonizó un hecho insólito hasta entonces: expuso sus obras junto al Salon oficial en un pabellón propio que se anunciaba con el título de Realismo. Con motivo de esta experiencia, que repetiría en 1867 junto con Édouard Manet, el artista escribió un manifiesto en el que dejó plasmadas sus ideas artísticas. Para Courbet, el arte debía derivar de la observación objetiva del natural, y propugnaba un realismo anticlásico, antirromántico, antiacadémico, progresista y social.

La obra pictórica de Gustave Courbet (segunda mitad del siglo XIX), pertenece al Realismo, un movimiento cultural que se manifiesta sobre todo en la literatura y en la pintura, entre 1840 y 1880. Nace en Francia para después llegar a Inglaterra. Este Realismo se explica por los cambios que aparecen en Europa en la segunda mitad del siglo XIX, provocados por la Revolución Industrial, que trae el triunfo del capitalismo liberal y con él la explotación de las masas, cuyo reflejo será el fuerte movimiento obrero y la mala situación socio-económica en la que vive la mayor parte de la población, y que hizo que los pintores realistas tomaran parte a favor de las grandes masas llevándolas al arte. Otro hecho que explica este realismo es el avance tecnológico, con la aparición de la fotografía y el desarrollo del Imperialismo.

En sus inicios Gustave Courbet se dedicó a la pintura de paisaje, especialmente en los bosques de Fontainebleau y realizó retratos con algunos rasgos románticos. Pero a partir de 1849 es decididamente realista. Courbet es de hecho el «fundador» del realismo y se le atribuye la invención de dicho término. Escoge temas y personajes de la realidad cotidiana, sin caer en el «pintoresquismo» o «folclorismo» decorativo. Su técnica es rigurosa con el pincel, con el pincel plano y con la espátula, pero su mayor innovación es la elección de temas costumbristas como motivos dignos de los grandes formatos, que hasta entonces se reservaban a «temas elevados»: religiosos, históricos, mitológicos y retratos de las clases altas. Reivindicaba la honestidad y capacidad de sacrificio del proletariado y afirmaba que el arte debía plasmar la realidad. En 1867 expone nuevamente en la Exposición Universal de París. Influye y aconseja a los primeros impresionistas.

Su naturalismo combativo es patente en sus desnudos femeninos, donde evita las texturas nacaradas e irreales tomadas de la escultura neoclásica. Plasma formas más carnales e incluso el vello corporal que habitualmente se omitía en los desnudos académicos. Ejemplo claro de ello es El origen del mundo. Sus referencias son los maestros del pasado como Velázquez, Zurbarán o Rembrandt. Su realismo se convierte en modelo de expresión de muchos pintores, contribuyendo a enriquecer la obra de Cézanne.

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Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes