Jean-Honoré Fragonard (Grasse, 5 de abril de 1732 – París, 22 de agosto de 1806) fue un pintor y grabador francés cuyo estilo rococó se distinguió por la exuberancia y el hedonismo. Uno de los artistas más prolíficos activos en las décadas del Antiguo Régimen, Fragonard fue autor de más de 550 pinturas (además de dibujos y aguafuertes), de las cuales solamente cinco están fechadas. Entre sus obras más populares están las pinturas de género, que reflejan una atmósfera de intimidad y velado erotismo. Su obra no fue ajena al vino. Esto lo podemos comprobar en “El columpio”, fechado hacia 1750 – 1752.

El columpio (hacia 1750 - 1752), de Jean-Honoré Fragonard

Según Mar Borobia, “este lienzo es pareja de la pintura conservada en el Toledo Museum of Art titulada La gallinita ciega (Le Colin-Maillard). Ambos pertenecieron a la colección de barón de Saint-Julien, en París, en cuya almoneda fueron vendidos, en 1784, por quinientas libras. Según parece, las pinturas fueron adquiridas por un marchante, Le Brun, y aparecieron nuevamente en el mercado dos años más tarde, en la almoneda de otro coleccionista, Morel, donde un dealer llamado Joubert abonó por la pareja de lienzos 852 libras; el siguiente propietario que conocemos fue el conde de Sinéty. Más tarde, ambas telas se encuentran en la colección del barón Nathaniel de Rothschild, en Viena, y luego en la del barón Maurice de Rothschild en Pregny.Tras su paso por esta última colección la pareja de pinturas se separó en el comercio de arte americano. Allí, El columpio fue adquirido, en 1956, por el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza para su colección en Villa Favorita y La gallinita ciega pasó a ser propiedad de Edward Drummond, que en 1954 la donó al Toledo Museum of Art. El columpio ha figurado en los catálogos de la Colección desde la publicación de 1958 a cargo de Rudolf J. Heinemann”.

Mar Borobia estima que “las dos pinturas aparecieron en la almoneda de la colección de Saint-Julien con unas dimensiones mayores a las que actualmente presentan y que se aproximaban bastante a las de la venta de la colección Morel. Este detalle llevó a Georges Wildenstein a considerar la posibilidad, hoy abandonada, de que existieran dos parejas distintas con los mismos asuntos. La diferencia de medidas ha tratado de explicarse por un error en el catálogo de la almoneda de Saint-Julien, pero también se ha contemplado la posibilidad de que ambas composiciones hubieran sido mutiladas en la zona superior, intervención que pudo suceder entre 1784 y 1786. El objetivo de esta reducción hubiera sido transformar en pinturas de caballete dos paneles decorativos, como sugirió Sutton. La pareja, en un formato más vertical, fue grabada por Jacques- Firmin Beauvarlet, en cuyas estampas se aprecia un desarrollo mayor de las ramas, hojas, troncos y espesura de los árboles, así como del celaje”.

El columpio se ha fechado en una etapa temprana de la carrera del artista, antes de su primer viaje a Italia. En este periodo Fragonard entra como aprendiz en el taller de Boucher, participa en 1752 en el concurso para el Prix de Roma y pasa tres años en la célebre École Royale des Elèves Protégés, dirigida por Van Loo, a la que accede en 1753 y que deja para trasladarse a Roma, donde está entre 1756 y 1761. En ese momento se produce un cambio sustancial en su estilo, que empezó a acusar un decorativismo mayor. El óleo del Museo, pese a la juventud del artista, contiene ingredientes con los que años más tarde alcanzaría el éxito y la popularidad, como son el tema y el enfoque circunscrito, en este caso, al juego de unos niños en el bosque. El entorno que Fragonard ha elegido para estos cuatro personajes es una arboleda frondosa cuya vegetación lo llena y lo cubre todo. El amor y el interés por la naturaleza, con la que el pintor invade el espacio de sus composiciones, captada con una vigorosa personalidad, llegó a su obra un poco más tarde, en sus dibujos italianos. En El columpio, las figuras, los movimientos y los gestos, así como el color y la forma de aplicarlos, crean una imagen cargada de vitalidad, donde la niña que se balancea con ímpetu en el aire es un modelo precioso de dinamismo por el juego de diagonales. Su energía se extiende de un modo muy natural al joven que mira con perplejidad a la muchacha, así como a los dos niños que protege con su cuerpo. La pincelada es fluida y los colores acusan una luminosidad típica del pintor. En esta tela se ha visto un buen precedente para una de sus obras más célebres: El columpio de la colección Wallace de Londres, que perteneció, como nuestra obra, al barón de Saint-Julien y que se fecha casi a finales de la década de 1760.

Jean-Honoré Fragonard nació en Grasse y en 1738 se trasladó a París, donde, por consejo de François Boucher, comenzó su aprendizaje con Chardin. Al poco tiempo Fragonard entró en el estudio de Boucher y, en 1752, a pesar de que no era alumno de la Academia, se le permitió concursar en el Prix de Roma, que ganó con la obra Jerobán ofreciendo sacrificios a los ídolos, en París, en la École Nationale Superieure des Beaux-Arts. En 1753 ingresó en la École Royale des Elèves Protéges, donde permaneció hasta 1756, año en el que viaja a Roma. Durante su estancia en Italia conoció al pintor Hubert Robert, y al abate Saint-Non, con quienes visitó Nápoles, Bolonia, Venecia y Génova, itinerario que Fragonard documentó realizando numerosos dibujos, muchos de los cuales se conservan en Londres en el British Museum.

A partir de 1761 se encuentra de nuevo en París, donde durante los años siguientes trabajó realizando encargos para coleccionistas y marchantes. En 1765 Fragonard entró en la Academie Royale, para cuyo ingreso pintó Coreso y Calírroe, del Musée du Louvre. Además de cuadros de caballete, el artista también ejecutó para los palacios de la alta sociedad francesa decoraciones, de las cuales sólo ha llegado intacta hasta nuestros días Los progresos del amor, ejecutada, por encargo de la condesa du Barry, para el pabellón del castillo de Louveciennes, hoy conservada en la Frick Collection de Nueva York. En general Fragonard prefirió las pinturas galantes que los clientes privados demandaban, como el famoso Columpio, de The Wallace Collection de Londres, realizada para el barón de Saint-Julien; por este motivo apenas tuvo presencia en las exposiciones del Salon durante los años siguientes. Con la llegada de la Revolución en 1789 Fragonard abandonó París. A su regreso, en 1792, el artista se encontró sin protectores ni clientela. Murió en París, en 1806.

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Un artículo de Alberto Muñoz Moral
Responsable de Comunicación de Licores Reyes